Cuando los ejecutivos llegan a Coaching, parecería que quieren “venderme” la idea de que realmente están en Caos.
El principal indicador del caos suele ser la percepción propia.
Esos ejecutivos que son sus jefes quienes los mandan a sesiones conmigo, los mandan porque notan que su autoestima ha bajado y por tanto las relaciones interpersonales se volvieron rugosas y desagradables. Es este factor al que le atribuyen el peligro principal (ya que tienen roles de liderazgo).
Así mismo, otros ejecutivos que conozco y con los que trabajo suelen estar logrando sus números de manera constante, sin embargo, tienen esta sensación de que podrían dar más, de que no es suficiente, o están aburridos.
En estos casos hay algunos indicadores emocionales, materiales y relacionales:
- No ven claro el futuro, o el futuro que ven, siguiendo como van, no les satisface y se les hace cansón el camino desde ya.
- Sienten que se distraen mucho, que no están dando lo mejor de sí, como antes lo hacían.
- No se sienten comprendidos ni sienten apoyo de sus pares y/o superiores
- Miedo al futuro.
Esto tiene orígenes diversos que se pueden resumir en estos factores:
- Han entrado a otra etapa de la vida, sus intereses están cambiando, sus prioridades también. Ya no les interesa “competir” consigo mismos ni con los demás como antes le apasionaba.
- Tienen miedo del futuro.
- Indefensión: sienten que no tienen poder, que su liderazgo ya no es suficiente, que sus estrategias son demasiado cuestionadas, que tienen menos poder que antes en su departamento o empresa.
- No quieren hacer lo que antes hacían para recobrar el liderazgo.
Entonces aquí tenemos que hacer una parada personal, revisar realmente y con cierta profundidad los fenómenos que nos están pasando, sincerizarnos con nosotros mismos.
Solo así podremos recuperar el poder, crear un poder nuevo y dirigirnos hacia horizontes emocionantes y rentables.